Después del nacimiento de los hijos, la renovación de una casa es una de las aventuras más intensas que la vida puede ofrece. Se trata de una auténtica prueba de fuego para una pareja y su vida en familia. Es también una experiencia muy enriquecedora donde se toma conciencia, entre otras cosas, de la paciencia y de sus límites… Así es como hemos descubierto, día tras día, el oficio de jefe de obra, que va necesariamente acompañado de la práctica diaria de las técnicas de respiración y relajación. Nos hemos convertido en auténticos profesionales del Tetris y, lo que es más importante, ¡hemos encontrado de nuevo la fe! Porque sin ella, el camino hubiese sido mucho más difícil . En pocas palabras: renovar una casa y convivir con obras a diario no siempre es fácil, pero también es muy emocionante y gratificante.
Hemos avanzado lento pero seguro… y poco a poco hemos ido observando con ilusión la metamorfosis de nuestra casa de campo. Nuestro hogar iba tomando forma en este antiguo granero lleno de historia, y eso es algo maravilloso.