Lo hemos hecho: hemos vuelto a pintar todas las paredes apostando por el negro y el blanco. Esta combinación atrevida, atemporal y siempre elegante realza todos los estilos y varía libremente en cada habitación. Añadimos detalles de madera, algunos objetos personales y la espontaneidad del día a día. Al igual que la vida, ni todo es blanco ni todo es negro, una estancia en la que nos sentimos bien.
Un lugar para recibir y pasar el tiempo, a veces arreglado, a menudo desordenado… El comedor cuenta nuestra historia. Aquí la combinación cromática es serena y, cuando es necesario, hace las veces de telón de fondo: para los objetos que nos gustan y aquellos que queremos destacar.
El salón es el refugio familiar para disfrutar de noches tranquilas o fines de semana de relax. El contraste de los colores, con toques de materiales con carácter, le da vida. El dibujo del mármol, la veta de la madera, el brillo del latón… Son muchos los detalles que invitan a la contemplación y la serenidad.
Si hay un lugar donde no se admite la dualidad es este: el dormitorio, íntimo, esencial para cargar las pilas. Vestido de negro y blanco, con la calidez de un mobiliario auténtico y natural, es un remanso de paz.