Para nuestro salón quería luz y espacio, así que optamos por el hormigón encerado gris claro para el suelo y en cuanto a la pintura, repintamos simplemente todas las paredes de blanco.
Bueno… todas las paredes menos una ;-).
Ese pequeño rincón en el salón resultaba perfecto para atreverse con un pequeño toque de color, para darle contraste y dinamismo a la estancia. Porque, después de todo, el negro también en un color, ¿no? A mí este me encanta y no me cansa. Además, permite realizar otras asociaciones y realza la madera, las plantas, los pequeños objetos de decoración…